Un Sólo Niño Me Parecía como Si Fuesen Miles – La terapia familiar ayudo a mi hijo con TDHD y a mi.

¿Que es TDHD (ADHD en Inglés)? Pocos años atrás, yo no tenia idea lo que significaba (Trastorno de Deficiencia en la Atención e Hiperactividad). Nunca lo había escuchado. Pero me di cuenta que mi pequeño niño estaba lidiando con esto.

Algunos días Alex se portaba bien, lo que uno consideraría un niño normal. Pero la mayoría de los días eran estresantes. Un sólo niño me parecía como si fuesen miles. Corría por todas partes, nunca terminaba nada, y sólo saltaba de una cosa a otra.

Algunas veces Alex lloraba sin razón. En la escuela, sin ser provocado le tiraba objetos a otros niños. Un día estábamos en la peluquería y el decidió con un llavero pegarle al letrero de neón hasta que lo rompió. No sólo tuve que pagarle los danos al dueño, pero me pude imaginar lo que todos pensaban: “Ella no puede controlar ese niño.” Yo no podía entender por qué Alex haría semejante cosa.

Alex tenía 4 años entonces. Yo sabía que para su edad, ciertos comportamientos no eran normales. Yo estaba completamente convencida que algo andaba mal. Cuando lloraba el niño, yo lloraba también. Los dos estábamos frustrados, confundidos y perdidos.

Decidida a Buscar Ayuda

Yo estaba convencida que todo era mi culpa. Alex era mi primer hijo y yo era muy joven y estaba asustada. Era mi primera vez manejando a un pequeño ser humano. Yo me preguntaba, ¿Hice algo mal? ¿Estoy negándole algún tipo de amor maternal? A lo mejor no me estoy pasando el tiempo suficiente con él, o alguien lo lastimó y él no sabe como decírmelo.

Tenia que encontrarle ayuda. Le dije al médico, “Alex llora sin razón, no puede quedarse quieto y es agresivo en la escuela.” Temía que me vieran como una demente, pero el médico me dijo que Alex tenia TDHD. El doctor me dijo que yo no era el único padre con este problema y que había ayuda.

Sentí alivio al saber que existía un nombre para aquello que controlaba a mi hijo y me molestaba tanto a mí. Yo estaba decidida a buscar ayuda.

Buscando Opciones

Desafortunadamente, cada doctor quería que mi hijo se tragara una pastilla. Los medicamentos que querían que Alex tomara me asustaban. Yo me quedaba pensando, “¿Que pasa si hay efectos secundarios a largo plazo?” Eso no era el tratamiento que yo quiera para mi niño.

En vez de una pastilla con la cual mi hijo desarrollaría una dependencia, o que podría causar otros problemas, quería realmente entender lo que pasaba por su mente inocente y saber por qué estaba sintiéndose así.

Pero yo necesitaba más información. Empecé a educarme sobre TDHD leyendo libros, buscando en el Internet y consiguiendo algunos panfletos en el hospital.

Por fin conocí a una doctora que me escuchó. Ella se reunió con nosotros varias veces y se tomo el tiempo de conversar con Alex de una manera divertida. Le habló de cosas que le gustaban a él, como los muñequitos de la televisión y algunos juguetes que estaban de moda. Ella jugó con él por un buen rato. Alex disfrutó su compañía.
Cuando puso toda su atención sobre Alex, era como si él la hubiese dejado entrar a su mente por un momento. Alex estaba muy abierto a sus preguntas y respondía con entusiasmo, contándole todo lo que estaba en su imaginación, era como si estuviese hablándole a otro niño. Ella y yo nos dimos cuenta que él era un niño inteligente, curioso y hablador cuando se sentía cómodo.

Información y Apoyo

El doctor me explicó todas las opciones: exámenes, medicamentos, grupos de apoyo (para mi), y terapia de familia. También me recomendó algunos artículos para leer que me ayudaron mucho. Me dieron consejos de cómo hablar con él y como leer su comportamiento. Por ejemplo, aprendí que niños con TDHD necesitan mucho contacto de ojo para ayudarles a concentrarse, y necesitan elogios para alentar su buen comportamiento.

Yo tuve una visión muy clara del tipo de tratamiento que yo quería para Alex. Atendiendo junto a él terapias de juegos todas las semanas, supe que él podía mejorar la concentración e incrementar su atención. Y así hice una decisión definitiva: Alex jamás tomaría medicamentos, ni siquiera probarlos.

En vez de medicamentos, busqué por terapias de juegos. Los materiales que el medico me dio incluyeron algunos números de teléfonos de organizaciones que hacían reuniones para los padres de niños con TDHD. Por ahí empecé, y después investigué en mi propio barrio.

Tomó tiempo, y tuve muchas desilusiones, pero por fin encontré el Centro De Vida Familiar en Sunset Park, y fue un éxito. La participación en las terapias del Centro han ayudado muchísimo a Alex.

Escucha a Tu Niño

En el momento que entré por esas puertas, estaba exhausta de estar buscando pero de repente me sentía bien en este lugar. Conocí la terapeusta, Melissa y me pareció maravillosa. Era joven, su oficina resplandecía, y estaba llena de juguetes. Me recordaba a un hogar, no una consulta médica.

Ella comenzó a conocer a Alex, reuniéndose conmigo primeramente. Hablamos sobre su historia, que le gusta y no le gusta y cuales cambios me gustaría ver en mi hijo. Entonces comenzó a reunirse con Alex y conmigo.

Inmediatamente vi cambios en Alex. En su oficina, él era muy hablador. El caminaba por el cuarto y le decía a Melissa lo que quería hacer ese día.

Antes de ir a terapia familiar, yo veía a Alex como un niño que no podía comprender el mundo adulto. Yo lo trataba como si él nunca maduraría. No prestaba mucha atención a lo que él decía o a los signos de lo mucho que estaba desarrollándose.

Melissa me enseñó cuan importante es escuchar a un niño, intentar realmente comprender lo que expresan (aunque solo sea gemidos). Ella también me enseñó la importancia de explicarle las cosas a mi niño. Cuando empecé a escuchar a Alex, me di cuenta que él es simplemente su propia persona tratando de entender el mundo, y que yo puedo prepararlo para que él haga sus propias decisiones algún día.

Un Gran Cambio

Melissa me dio tantas estrategias para usar con Alex. Me recomendó que yo mantuviera un calendario para Alex para que él sepa que días yo trabajo y que días él se reuniría con Melissa. Al principio no funcionó, alo mejor porque él era muy joven o porque mi horario cambiaba tanto. Pero ahora este método si nos funciona. Yo le puedo decir a Alex cuando es que yo trabajo y quien lo va a recoger de la escuela.

Al ser una madre primeriza, me agobiada toda la información que me llegaba. Me costó trabajo comprender el tema completamente. Pero Alex es lo más importante en mi vida y darle el tratamiento correcto era clave para mí.

Después de habernos pasado un año y medio trabajando estrechamente con Melissa, ella me dijo que se iba del centro porque estaba embarazada. No lo podia creer. De nuevo me sentí perdida y sola. También temía que Alex no lo entendiera.

Decidimos decírselo en una manera muy alegre le dijimos, “Melissa va a tener un bebe y ahora tiene que cuidar su bebe.” Alex no mostró ninguna emoción pero nos preguntó quién sería su nueva terapeuta.

Yo pensé que Alex tendría dificultad adaptándose a esta nueva transición pero lo contrario, lo tomó muy bien. Cuando conocimos a Jill era como si ya la conociésemos de antes. En algún sentido, ella era más chévere, más como Alex y ella le cayó muy bien.

Alex ahora tiene 8 años y todavía le encanta visitar a Jill. Mira con anticipación todas las actividades que ella tiene planeado para él. Y lo mejor de todo es que yo también me puedo reunir con ella.

Manteniendo una Routina

Jill le da opciones a Alex y le da la oportunidad de compartir sus opiniones o simplemente lo que tiene en su mente. Ahora yo planeo su día para que su mente no tenga que distraerse y se enrede. Manteniendo una rutina es clave: despertarse a la misma hora de la mañana, prepararse para la escuela, saber lo que le espera después de la escuela y lo que tiene que hacer lo ayuda a que se mantenga calmado y enfocado. Alex ahora sabe como empezar y como terminar algo aunque su mama tenga que recordarle.

Lo que yo disfruto más que nada es hablar con él y escuchar como le fue en la escuela o lo que pasó entre él y sus amigos. Su imaginación es la cosa más preciosa.

El Tratamiento Ayudo a Mi Hijo y a Mí

Cuando estaba buscando un médico que me ayudara, me sentía agotada. Los médicos me hablaban como si yo fuese un niño. A lo mejor fue porque era una madre joven y asumieron que yo no podía entender. Ellos sólo querían decirme lo que yo tenía que hacer sin explicar todas las opciones.

Me alegra que yo pudiera defenderme y que yo misma busque información sobre el trastorno de mi hijo. Comprender TDHD me dio mas confianza para hacer preguntas más difíciles a los médicos que me han llevado a un tratamiento que ha ayudado a mi hijo y a mi.

Jill y yo encontramos una solución para Alex-nosotros usamos su hiperactividad para cosas positivas. Con su ayuda, he visto a Alex cambiar mucho. A veces sonreía, otros días lloraba, sintiendo que ni siquiera conocía a mi propio hijo, como si hubiera alguna barrera entre nosotros. Y resulta que si lo había: TDHD.

Ahora ya no hay una barrera entre nosotros porque hemos aprendido como vivir confortables con TDHD pero ahora sabemos como combatirlo.

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